¿Y hoy?

Ayer nos juntamos, gritamos, nos abrazamos, denunciamos. ¿Y hoy? ¿Qué hacemos?
Ayer caminamos, discutimos, visibilizamos, tomamos la calle. ¿Y hoy? ¿Cómo hacemos?

¿Y mañana? ¿Qué haremos?

Es una obviedad repetir hasta el cansancio que los procesos culturales son lentos y por etapas o pasos. Pero actualmente corremos un riesgo grave. Suponer que un problema se soluciona con hacerlo visible.

Mientras caemos socialmente en ese error, se sigue educando a los niños para que sean machos y fuertes y no lloren como maricones. Si se los educa mientras presencian infinidad de situaciones violentas entre adultos, entonces los estamos preparando para ser potenciales victimarios.

Mientras se eduque a las niñas a los gritos para que obedezcan órdenes, en lugar de pensar, preguntar y cuestionar, las estamos preparando para ser potenciales víctimas.

Es bastante infrecuente encontrar propuestas concretas y realizables que aporten soluciones (que veremos muchos años después) a la problemática de la violencia hacia las mujeres.

El vacío de las redes sociales es muy útil para convocar y difundir, pero también es el caldo de cultivo para “discusiones” inverosímiles que intentan cuestionar la legitimidad del reclamo y de las motivaciones de las convocatorias. Mientras tanto, hay preguntas incómodas que nos cuesta abordar y que son necesarias como paso previo para comprender el problema de manera integral: Si el hombre masacra mujeres y niñas desde su existencia como tal, ¿por qué la reacción social actual presenta el problema como una novedad?

Los fundamentalistas del método lógico occidental, automáticamente al leer una propuesta que intenta reflexionar o proponer superaciones a las problemáticas, escupen cuestionamientos por creer que una cosa anula a la anterior.

Es muy risueño y copado subirse a la ola de la novedad, cambiar la fotito de perfil, sacarse una foto con amigos o amigas consternados con cara seria y cartelitos, es supuestamente muy comprometido mostrarse en las redes marchando, o “compartir” infinita cantidad de notas al respecto, pero no es más que ruido en este mar de instantes.

Las razones del problema, pero sobre todo las soluciones, escapan a la dinámica del instante actual.

Mucho más complejo y difícil es modificar patrones diarios de comportamiento, mucho más difícil es cambiar nuestro modo de relacionarnos, mucho más difícil es construir lazos sanos y duraderos que permitan prevenir situaciones de violencia física o psicológica.

La novedad quizá sea que ahora el tema está en todas nuestras pantallas, esas que marcan hoy el criterio de realidad.

Ahora que lo sabemos ¿qué es lo que vamos a hacer?

En el año 2012, Luis Pescetti, escritor, músico, poeta y uno de los artistas que con mayor respeto y dedicación dirige sus creaciones al público infantil, compuso esta canción en el marco del repudio y la denuncia de la trata de personas.

Esta canción, es la responsable de varias de estas ideas.

Si sabés, ¿qué hacés?

Si sos policía y sabés, ¿qué hacés?
Si sos un vecino y sabés, ¿qué hacés?
Si sos el verdulero,
el juez o un camionero y sabés, ¿qué hacés?